Es el momento de armarse de valor (y técnicas) ante la desinformación cotidiana.
¿Cuántas veces has escuchado en silencio a alguien con titulares llamativos, frases simples y contundentes que se repiten desde las vísceras, cargado de juicios compartidos por muchos, donde gana tu silencio?
Voy a reunir algunas claves sencillas para que la próxima vez, sustituyamos silencios y transformemos el ruido.
En una conversación, los bulos y la desinformación se combaten con argumentos basados en hechos, tono calmado y un mensaje adaptado al interlocutor.
Entre las herramientas eficaces para cambiar la narrativa en “primero de conversación” está ofrecer información respaldada por fuentes fiables y mostrar cómo se puede verificar, para reforzar así la credibilidad de los datos que aportes.
Muchas veces los bulos se apoyan en falacias de causa falsa, por ejemplo “las vacunas contra la COVID-19 causan infertilidad porque muchas mujeres vacunadas han reportado problemas menstruales tras recibir la dosis” se asume que si un evento ocurre después de otro, el primero debe de haber causado el segundo. Es importante recordar que correlación no es lo mismo que causalidad y ofrecer una perspectiva basada en lógica.
Promover el pensamiento crítico. Antes de aceptar algo como cierto, es bueno preguntarnos: ¿quién lo dice?, ¿por qué lo dice? y ¿puedo verificarlo?
Poner en perspectiva el impacto negativo del bulo, cómo contribuye a la división social, el daño a la reputación de quién lo protagoniza o los riesgos para la salud, por ejemplo.
Contranarrativas simples, fáciles de entender:
Creer en un bulo es como leer un rumor en una pared y asumir que es verdad sin comprobarlo.
Si este tema os interesa podéis acceder a la guía que la UNESCO elaboró para analizar y combatir la desinformación y noticias falsas en periodismo.
Versión original en inglés: Journalism, “Fake News” & Disinformation
Traducción al castellano: Periodismo, “noticias falsas” y desinformación