El tránsito en el estado de alarma me ha traído paseos matinales, con aire fresco para la cabeza que no para. Hoy me han planteado que lleve una estrategia de comunicación ante una situación injusta provocada por una institución. Ayer un plan de comunicación y marketing para un producto con una demanda desbordada en estos dos meses que compite con otros con mejor difusión.
Cada planteamiento conlleva el reto de aceptar o no, la incertidumbre de acertar o no, listar y ordenar tareas, necesidades, de elegir el recurso adecuado de valorar la carga de trabajo, …pasan los años pero no cambian los procesos, ni el esfuerzo, ni los tiempos. Y hoy de paseo mi pareja me decía, tomaste una decisión, podías haber montado un huerto, pero querías solo un árbol, y tú no quieres que el árbol crezca, lo haces cada vez más fuerte pero te dedicas a podarlo, tienes que dejar pasar lo que no quieras gestionar, sin angustia, porque ya elegiste y mientras esa continue siendo la elección, debes dedicarte a cuidar tu árbol.
Pues eso, que me imagino el huerto, lo podo antes de verlo crecer, miro otros huertos, pero tengo que centrarme en mi árbol, lo traslado de huerto, lo meto en el patio de una casa, lo adorno ¿qué hago con él?
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